Kunsthaus.
Graz, Austria.
Peter
Cook y Colin Fournier. 2001 – 2003
Sea
que nos acerquemos al Kunsthaus por Mariahilferstrase o por
Kosakengasse, irrumpe primero su curva alta, brillante y azul. Las
formas rectas de la arquitectura circundante solo tienen su eco en
las partes inferiores del artefacto.
Al
fondo Kosakengasse la pantalla de árboles anuncian la presencia del
río.
Para las horas del día Max Neuhaus propuso un espacio exterior definido por el sonido,
que lentamente va creciendo de manera imperceptible hasta llegar a
los 45 minutos, y de pronto acaba. Es en este momento, el
silencio hace que nos demos cuenta que había sonido. Por quince
minutos calla, y luego comienza el ciclo nuevamente. De esta manera
el Kunsthaus ha logrado su propia voz, tal como pasa con las campanas
de una iglesia, el timbre de una escuela, la llegada del tren.
Al
fondo Kosakengasse la pantalla de árboles anuncian la presencia del
río. En la noche serena, cuando casi nadie camina por las calles es
posible escuchar el suave y acompasado rumor de las aguas. Me dejo
envolver por la bruma y las formas brillantes y redondeadas del
Kunsthaus inquietan el corazón.
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