Retablo
Mayor de la Iglesia. Convento de San Esteban. Salamanca
Churriguera expone en el retablo mayor
su enorme maestría y creatividad. Utiliza efectos escenográficos
propios de la época, pero dándoles una expresión segura y colmada
de potencia.
La
forma cóncava constituye un recurso que sabrá explotar con
inteligencia. La máquina arquitectónica se deja conducir por las
enormes columnas salomónicas, al otorgarles un protagonismo claro y
contundente, tanto en la observación
de distancia
como en la de cercanía.
Cuando
el dorado cubre la madera, el conjunto adquiere un renovado y seguro
espaldarazo. La luz y el brillo se hacen protagonistas de la escena.
El color aparece solo
para
acentuar
algunas partes, concentrándose en las figuras y en algunos
complementos como las telas. El mensaje religioso se hace casi
excluyente y fuerte en la calle
central, en donde la exposición del Santísimo y la pintura de
Coello, compiten y
avanzan. Las calles laterales se repliegan para emerger decididamente, en la mirada cercana, con
los dos Santos.
Las columnas siempre protagonistas y presentes, abruman.
En
este retablo se expresa, aquello que en el barroco es
persistente: la unidad entre
arquitectura,
escultura y pintura.
JNB
JNB