Ramas
Las ramas se mecen lentamente, como
danzando en lo alto; unas ramas potentes y retorcidas, y otras,
extendidas y finas, mas sensibles al viento. De un gris verdoso,
contrastan con las hojas brillantes y densas. Se acurrucan unas a
otras y luego se separan formando un ramillete. Evocan la tibieza de
una cuna.
Siempre cambiantes nos obligan a
levantar la cabeza, con los ojos vueltos hacia arriba desentrañando
su diversidad.
Los troncos gruesos, poderosos, rectos
y levemente inclinados delatan mil secretos entre su corteza clara y
verdosa interior, y las cáscaras irregulares y escamosas, grises o
marrones que se van desprendiendo. Alguien ha dejado una marca, y
pienso, que acompañará la vida del árbol por un tiempo. Quizás
algún día, el malhechor regrese, y vuelva a encontrarse con ella, y
el árbol, en ese momento alcanzará la dimensión de su amistad.
También retorno, y vuelvo a investigar los mil recovecos en busca de
esos pequeños seres que viven en sus profundidades. Me gusta
observar como caminan, o corren con mi aliento. Y ni que hablar si
acerco mis dedos… Pienso que su mundo esta condensado en ese
tronco; allí nacerán y morirán. Una y otra vez el círculo de la
vida se repetirá regalándonos la ilusión que la nuestra es
duradera.
JNB.