Casa-estudio,
Helsinki, Finlandia
Alvar
Aalto y Aino Mario. 1934 – 1936
El
diseño de la envolvente corre paralelo al de componentes interiores;
el diseño del espacio exterior es coetáneo a las fachadas. Sin
embargo, no quedan congelados en el tiempo, se enriquece con
agregados, pequeñas modificaciones, que hablan de la vida.
Crecen
y se sustituyen las plantas; se alimentan los tallos, se quitan las
hojas secas, se observa crecer una flor. El interior vegetal compite
con el follaje externo al que dirigimos la mirada inevitablemente; la
barrera de árboles, el pasto entre las piedras, aquella rama que
cae, ese retoño que crece desmesurado. Imaginamos el contraste en el
invierno, cuando el paisaje exterior se cubre de nieve mientras
resplandecen las hojas verdes del interior acaparando nuestras
miradas. Ese mundo verde se apoya en un plano de madera
cuidadosamente pensado, y se complementa con un objeto diseñado con
esmero.