jueves, 17 de mayo de 2018

Balbás y Palomino. San Esteban. Salamanca



Coro de la Iglesia. Convento de San Esteban. Salamanca

El coro de generosas dimensiones facilita la plegaria en comunidad. La sillería encargada por fray Francisco de Araujo, obispo de Segovia, está preparada para ello y es obra de Alonso de Balbás que concluye en 1655. Es sencilla y clásica, destacándose el trabajo de la crestería en la que participó el tallista Juan de Mondravilla. Este también ejecuto el enorme facistol.
Otro elemento que se destaca en el coro es el fresco de Antonio Palomino que representa a la Iglesia Militante y Triunfante, realizado en 1705. Para este entonces el pintor es reconocido como uno de los mejores de España. La obra debía adaptarse a la pared del fondo de la iglesia que terminaba, siguiendo la bóveda, con un arco de medio punto.

El primer plano está dedicado a la Iglesia Militante, que es representada con la carroza en alusión a la cuadriga de Zacarías, y por una mujer que lleva como atributos el libro de los evangelios, la cruz, la custodia, la paloma del espíritu santo, la capa fluvial, la piedra cuadrada. A su lado, la Verdad, con un sol que levanta con la mano, y acompañándola, santo Tomas de Aquino que porta la pluma y el libro. Asimismo van las virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad, y las cuatro Virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
Debajo de la carroza una serie de animales representan los siete pecados capitales: el oso, la ira; el avestruz, la gula; el pavo, la soberbia; el lobo, la avaricia; la cabra, la lujuria; el perro, la envidia; la tortuga, la pereza. Atropellados por los caballos hallamos tres figuras que representan la Ignorancia, el Error y la Herejía.
En el centro de la representación Santo Domingo señala a la Virgen, mientras sostiene el Rosario ayudado por la Fe. María Santísima intercede por la iglesia sobre un trono de nubes, acompañada de Vírgenes y Santas, entre las que se destacan Santa Catalina de Siena y Santa Rosa de Lima. En el extremo opuesto san Esteban, san Antonino de Florencia, entre muchos otros.
La Iglesia Triunfante, en la parte superior, es iluminada por la Santísima Trinidad, e inmediatamente las figuras del Señor y de Cristo. A un lado, el privilegiado San Juan Bautista, y por el otro los Apóstoles.
Es un fresco propio del barroco, colmado de referencias teológicas, símbolos y alegorías. Se presenta como el gran escenario de la vida en donde domina, en la composición, el horror vacui.

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